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Comunicación intercultural: cómo abordar la discriminación contra migrantes y comunidades étnicas

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Este módulo se centra en la comunicación intercultural y la lucha contra la discriminación contra migrantes y comunidades étnicas. Examina el impacto de la cultura en la comunicación, los tipos de discriminación y sus causas. Los alumnos adquirirán estrategias para promover la inclusión y la competencia cultural, adquiriendo habilidades prácticas para fomentar la inclusión y combatir la discriminación.

Fundamentos de la comunicación intercultural

Conceptos clave en la comunicación intercultural

La comunicación intercultural se centra en las interacciones entre personas de diferentes culturas. Para mejorarla, es fundamental comprender conceptos clave como la cultura, las normas culturales, los valores y los estilos de comunicación.

  • Cultura: según la UNESCO, la cultura es el conjunto de rasgos distintivos que definen a un grupo social, incluyendo los aspectos espirituales, materiales, intelectuales y emocionales. Estos elementos configuran profundamente nuestras interacciones y nuestra forma de comunicarnos.
  • Normas culturales: Se refiere a las expectativas y comportamientos aceptados en una cultura específica. Por ejemplo, algunas culturas valoran la expresión abierta de las emociones, mientras que otras prefieren la reserva emocional. Las normas culturales guían el comportamiento cotidiano y las interacciones sociales.
  • Valores: Definen lo que se considera importante en una cultura. Los valores influyen en las prioridades y el comportamiento de las personas. Por ejemplo, algunas culturas priorizan el éxito profesional y la independencia, mientras que otras valoran la solidaridad familiar y el respeto a los mayores.
  • Estilos de comunicación: Difieren entre culturas. Algunos son más directos, mientras que otros son más indirectos. Por ejemplo, en algunas culturas se prefiere la comunicación explícita para evitar la ambigüedad, mientras que en otras se prefiere un enfoque sutil para mantener la armonía. Además, la tecnología y los entornos digitales han moldeado profundamente la comunicación, como en el caso de los emojis, que conectan las diferencias lingüísticas, pero a menudo son fuente de confusión debido a las diferencias culturales, lo que ilustra la complejidad de las interacciones digitales.

En Europa, donde la migración ha introducido una gran diversidad cultural, comprender estos conceptos es esencial para evitar malentendidos. Para mejorar la comunicación intercultural, es importante adaptar los estilos de comunicación, desarrollar la escucha activa y la empatía, y valorar las diferencias culturales. Incorporar estas prácticas contribuye a crear un entorno más inclusivo y armonioso, reduciendo los conflictos y fortaleciendo las relaciones interculturales.

Comprensión de la identidad y la percepción cultural

La cultura moldea no solo la forma en que las personas se comunican, sino también su percepción del mundo que las rodea. Cada individuo tiene una identidad cultural compuesta por varias capas: origen étnico, creencias religiosas, idioma, valores e incluso antecedentes personales.

Estas identidades no son estáticas, sino que evolucionan con el tiempo y la experiencia, especialmente para los migrantes, quienes a menudo deben integrar elementos de la cultura de acogida en su propia identidad. Por lo tanto, la percepción cultural se ve influenciada por esta identidad y puede generar malentendidos en los intercambios interculturales. Por ejemplo, un comportamiento considerado aceptable en una cultura puede percibirse como descortés o inapropiado en otra.

En su estudio, Pierre Salama señala que los migrantes suelen ser víctimas de sesgos perceptivos, juzgados con base en estereotipos negativos vinculados a su origen en lugar de a su individualidad. Estos sesgos se evidencian en prácticas como la priorización de nombres locales por parte de los responsables de contratación y la tendencia de los medios de comunicación a amplificar la imagen negativa de los migrantes, lo que refuerza la discriminación en la vida cotidiana. Estos estereotipos pueden derivar en discriminación implícita, afectando el acceso al empleo, la vivienda o los servicios sociales.

Para mejorar la comunicación intercultural, es crucial ser consciente de estos sesgos perceptivos y desarrollar habilidades de empatía. Esto implica reconocer que cada individuo tiene una identidad única y distinta, y que las percepciones de comportamientos, expresiones y gestos pueden variar de una cultura a otra. Adoptar un enfoque reflexivo es clave para superar estos desafíos, examinando nuestros propios prejuicios y poniéndonos en el lugar del otro para comprender mejor sus reacciones y expectativas.

Por último, en un contexto europeo cada vez más diverso culturalmente, reconocer la importancia de la identidad cultural y la capacidad de adaptar nuestra percepción de ella son cruciales para crear entornos inclusivos y respetuosos. Aprender a navegar entre estas diferentes identidades culturales ayuda a evitar malentendidos y a fortalecer las relaciones entre las comunidades migrantes y de acogida.

Barreras para una comunicación intercultural eficaz

La comunicación intercultural suele verse obstaculizada por una serie de barreras que dificultan los intercambios y dan lugar a malentendidos. Estos obstáculos son especialmente marcados cuando las diferencias culturales son significativas y poco comprendidas. Las principales barreras para la comunicación intercultural son las siguientes:

  • Idioma: Una de las barreras más importantes es el idioma. Los migrantes que no dominan el idioma del país de acogida pueden sentirse excluidos de conversaciones importantes o incomprendidos. Esto puede afectar su acceso a servicios esenciales como el empleo, la atención médica y la educación. La incapacidad de expresarse adecuadamente también puede reforzar su sentimiento de marginación.
  • Etnocentrismo: describe la tendencia a juzgar otras culturas según los estándares de la propia. Esta actitud suele generar estereotipos negativos y comportamientos discriminatorios. Cuando las prácticas culturales de los migrantes difieren de las de la mayoría, pueden ser percibidos como inadaptados o ajenos a la corriente dominante, incluso si estas prácticas son normales y valoradas en su propia cultura.
  • Desconfianza o ansiedad intercultural: Surge cuando las personas se sienten incómodas o inseguras en sus interacciones con personas de otra cultura. Esto puede dificultar la comunicación y que ambas partes prefieran evitar intercambios o conflictos. Esta falta de comunicación directa puede acentuar los malentendidos y las divisiones.
  • Comunicación no verbal: Más del 80 % de la comunicación es no verbal e incluye gestos, expresiones faciales y lenguaje corporal, como posturas o elección de vestimenta. Estos varían considerablemente de una cultura a otra y, en ocasiones, pueden dar lugar a malentendidos. Lo que se percibe como respetuoso en una cultura puede malinterpretarse en otra. Por ejemplo, el gesto de la "V" con dos dedos en señal de victoria es un símbolo de paz o éxito en algunos países, pero en Irlanda, Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido se considera el equivalente al dedo corazón. En entornos digitales, los emojis y los GIF de reacción son nuevas formas de comunicación no verbal, pero también están sujetos a interpretaciones culturales erróneas.
  • Resistencia al cambio: Tanto las comunidades locales como las migrantes pueden mostrar en ocasiones una fuerte resistencia al cambio, especialmente a la hora de aceptar nuevas normas culturales o influencias externas. Esta resistencia suele estar alimentada por el miedo a perder su identidad cultural o por la falta de familiaridad con la otra cultura. Esto puede ralentizar los procesos de inclusión y aumentar la tensión en los intercambios.

Para fortalecer la comunicación intercultural y responder eficazmente a estos desafíos, se pueden integrar diversas estrategias en las interacciones cotidianas, permitiendo tanto a organizaciones como a personas superar las barreras comunicativas, mejorar los intercambios interculturales y contribuir a entornos más cohesionados e inclusivos. De esta manera, la diversidad se considera un activo valioso que debe aprovecharse, en lugar de una amenaza.

  • Desarrollar habilidades de escucha activa: prestar atención a lo que dice la otra persona sin juzgarla inmediatamente nos ayuda a comprender mejor las diferentes perspectivas y a reducir los malentendidos.
  • Empatizar: Ponerse en el lugar de la otra persona para comprender sus experiencias y desafíos ayuda a construir vínculos más fuertes y superar barreras emocionales.
  • Adaptar la comunicación: Dependiendo del contexto cultural, puede ser necesario ajustar la forma en que te comunicas, siendo más directo o indirecto, de acuerdo a las normas culturales de tu interlocutor.
  • Reconocer y combatir el etnocentrismo: es importante ser consciente de los propios prejuicios y hacer el esfuerzo de adoptar una actitud más abierta y curiosa hacia las diferencias culturales.
  • Concienciar sobre la comunicación no verbal: aprender a comprender y respetar las diferencias en la comunicación no verbal puede evitar malentendidos y tensiones innecesarias.
  • Apoyar el cambio: fomentar la adopción gradual de nuevas prácticas culturales y promover el diálogo abierto puede reducir la resistencia al cambio y acelerar la inclusión de los migrantes.

 

Discriminación: Tipos, causas y efectos

Tipos de discriminación que enfrentan los migrantes y las comunidades étnicas

En Europa, los migrantes y las minorías étnicas se enfrentan a diversas formas de discriminación que dificultan su integración en las sociedades de acogida. Su acceso al empleo, la vivienda, la educación y los servicios públicos se ve significativamente afectado. A continuación, se presenta un resumen de las principales categorías de discriminación:

  1. Discriminación directa:
    Se produce cuando los migrantes reciben un trato desfavorable debido a características como el color de la piel, el origen étnico u otros atributos físicos. Este tipo de discriminación suele ser explícita y se da en las interacciones cotidianas, lo que afecta directamente las oportunidades de las personas afectadas.
  2. Discriminación indirecta:
    Surge cuando políticas o normas que a primera vista parecen neutrales, en realidad perjudican a los migrantes. Si bien estas medidas no se dirigen explícitamente a un grupo en particular, generan desigualdades en el acceso a recursos esenciales, creando así barreras para las minorías étnicas.
  3. Discriminación estructural:
    Profundamente arraigada en las estructuras sociales y económicas, genera desigualdades sistémicas que afectan continuamente el acceso de los migrantes a los recursos económicos y sociales. Esto a menudo conlleva una mayor vulnerabilidad a la pobreza y la exclusión social.
  4. Discriminación institucional:
    Se manifiesta a través de normas y prácticas dentro de instituciones públicas o privadas que generan desigualdades sistémicas para las personas migrantes. Incluso sin mala intención, estas prácticas pueden resultar en la exclusión de las personas del sistema de protección y apoyo disponible.
  5. Discriminación múltiple e interseccional:
    Las personas migrantes pueden ser discriminadas en varios frentes simultáneamente, incluyendo por su género, origen étnico o estatus socioeconómico. Esta interseccionalidad dificulta aún más su acceso a derechos y oportunidades fundamentales, exacerbando los desafíos que enfrentan.

Para abordar eficazmente estas múltiples formas de discriminación, es crucial implementar políticas inclusivas y concienciar sobre la igualdad de derechos. Esto implica analizar en profundidad situaciones específicas y adoptar prácticas inclusivas para proteger los derechos de los migrantes. De esta manera, solo un enfoque proactivo y coordinado garantizará su integración exitosa en las sociedades europeas.

 

Causas e impactos de la discriminación

La discriminación contra los migrantes y las minorías en Europa es un fenómeno multifactorial, arraigado en estereotipos y prejuicios históricos profundamente arraigados. Esta compleja realidad se manifiesta en percepciones erróneas, a menudo transmitidas por los medios de comunicación y el discurso político, que vinculan a los migrantes con la delincuencia, la inseguridad o la competencia desleal en el mercado laboral. Estas visiones sesgadas se ven reforzadas por el discurso populista, que, al explotar el miedo al cambio y a lo desconocido, polariza las sociedades y exacerba las tensiones. Además, la falta de interacción positiva entre diferentes culturas y comunidades puede alimentar temores infundados, generando una desconfianza generalizada que dificulta la integración de los migrantes y las minorías.

El impacto de esta discriminación es multifacético y afecta tanto a las personas como a la sociedad en su conjunto. En términos económicos, los migrantes pueden enfrentarse a numerosas barreras para acceder al empleo, salarios más bajos y condiciones laborales precarias. Estas desigualdades contribuyen a la fragmentación del mercado laboral, donde los trabajadores migrantes suelen verse confinados a empleos mal remunerados, a pesar de sus habilidades y cualificaciones. Esto tiene importantes costes sociales, como un mayor uso de los servicios sanitarios y sociales, a menudo exacerbado por el acceso limitado a la atención médica debido al estigma y los prejuicios.

A nivel personal, la discriminación tiene un grave impacto en la salud mental y el bienestar de las personas migrantes, generando sentimientos de aislamiento, frustración y depresión. Además, los efectos de esta exclusión social pueden transmitirse a las generaciones posteriores, creando un ciclo de pobreza y marginación difícil de romper. En resumen, comprender las causas y los efectos de la discriminación es esencial para desarrollar políticas adecuadas y eficaces. Combatir los prejuicios, educar a las personas sobre la diversidad y promover la inclusión no solo son imperativos éticos, sino también condiciones sine qua non para construir sociedades cohesionadas, equitativas y dinámicas. Es promoviendo la inclusión y valorando las contribuciones de las personas migrantes que se puede avanzar verdaderamente hacia la igualdad real y la prosperidad compartida en beneficio de todos.

 

El papel de los medios de comunicación y el discurso público

Los medios de comunicación influyen considerablemente en la formación de las percepciones y actitudes hacia los migrantes y las minorías. Según la elección de los temas, la forma de presentar la información y el tono empleado, los medios pueden reforzar o atenuar los estereotipos y el discurso discriminatorio.

Un gran número de noticias suelen favorecer historias sensacionalistas que alimentan temores y prejuicios sobre los migrantes, presentándolos como «invasores» o «amenazas» a la identidad nacional. Esta representación contribuye a crear un clima de desconfianza y rechazo, moldeando la actitud pública y reforzando las políticas antiinmigratorias.

Paralelamente, los medios de comunicación también tienen el potencial de actuar como un poderoso agente de cambio social. Una cobertura informativa equilibrada y reflexiva puede visibilizar las realidades que enfrentan los migrantes, destacando sus dificultades y sus contribuciones positivas a la sociedad. Al compartir historias de éxito, resiliencia e integración, los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en la lucha contra la discriminación y la promoción de una visión más matizada de la inmigración. Un estudio comparativo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), publicado en el informe "El papel de las narrativas mediáticas en la formación de la opinión pública hacia los refugiados", concluyó que las narrativas mediáticas que humanizan a los migrantes fomentan una actitud más acogedora y una mejor comprensión de sus necesidades y aspiraciones. Este estudio destaca el impacto positivo de la cobertura mediática empática en la opinión pública.

Estrategias y acciones para combatir la discriminación

Marcos legales y de políticas

Comprender los marcos legales y de políticas que protegen a los migrantes y a las comunidades étnicas es fundamental para combatir eficazmente la discriminación y fomentar entornos inclusivos. Pero ¿qué son exactamente estos marcos y cómo funcionan en la práctica?

A nivel internacional, diversos tratados y convenciones establecen derechos fundamentales que corresponden a todas las personas, independientemente de su raza, nacionalidad o estatus migratorio. Estos incluyen:

  • La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH): Adoptada por las Naciones Unidas en 1948, la DUDH establece los derechos y libertades fundamentales que asisten a todos los seres humanos. Es un documento fundacional que ha influido en numerosos tratados internacionales y constituciones nacionales, afirmando que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».
  • La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (ICERD): Este tratado, adoptado en 1965, aborda específicamente la cuestión de la discriminación racial. Obliga a los países signatarios a adoptar medidas para eliminar la discriminación racial en todas sus formas y promover el entendimiento entre todas las razas. La ICERD es crucial porque proporciona un marco jurídico para que los países combatan la discriminación racial y ofrece un mecanismo para que las personas presenten denuncias sobre la violación de sus derechos.
  • El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP): Este tratado de 1966 garantiza la protección de los derechos civiles y políticos sin discriminación. Establece que todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho a igual protección sin discriminación alguna.

Estos marcos internacionales proporcionan un estándar universal de derechos humanos que los países deben respetar. Son herramientas poderosas para combatir la discriminación y promover la igualdad a escala global.

Además, en Europa, la protección de los migrantes y las comunidades étnicas se ve reforzada por un sólido marco jurídico que opera a nivel de la Unión Europea.

Una piedra angular de este marco es la Directiva 2000/43/CE sobre igualdad racial y étnica.

Esta directiva es un instrumento legislativo clave de la UE que implementa el principio de igualdad de trato entre las personas, independientemente de su origen racial o étnico. Está diseñada para combatir la discriminación en diversos ámbitos, como el empleo, la educación, la protección social y el acceso a bienes y servicios. La directiva obliga a los Estados miembros de la UE a prohibir la discriminación directa e indirecta, así como el acoso y la victimización por motivos de raza u origen étnico.

También exige a los Estados miembros que establezcan organismos para la promoción de la igualdad de trato y que proporcionen recursos jurídicos efectivos a las personas que sufren discriminación. Esta directiva es especialmente importante porque establece un alto estándar para las leyes contra la discriminación en toda la UE, garantizando que todos los Estados miembros adopten protecciones similares.

Además, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea consagra la prohibición de la discriminación basada en la raza, el origen étnico, la religión o las creencias, consolidando aún más estos principios en el derecho de la UE.

Finalmente, a nivel nacional , muchos países han promulgado leyes nacionales específicamente dirigidas a prevenir la discriminación por motivos de raza, etnia y origen nacional. Estas leyes suelen brindar protección en áreas como el empleo, la educación, la vivienda y el acceso a los servicios. Por ejemplo, en Francia existe la Ley n.º 2008-496, de 27 de mayo de 2008, que adapta la legislación francesa a las directivas de la UE contra la discriminación, como la Directiva mencionada anteriormente.

En última instancia, la eficacia de los marcos legales y de políticas depende de su correcta comprensión e implementación. Por eso es tan importante que quienes participan en la comunicación intercultural estén familiarizados con estos marcos y trabajen activamente para garantizar que sean accesibles para todos. Al promover una comunicación clara y culturalmente sensible, podemos ayudar a cerrar la brecha entre la ley y las personas a quienes debe proteger. Podemos asegurar que las personas migrantes y las comunidades étnicas no solo conozcan sus derechos, sino que también se sientan empoderadas para ejercerlos.

Promoción de la inclusión y la competencia cultural

En el mundo actual, cada vez más diverso, promover la inclusión y la competencia cultural es esencial para crear entornos donde todas las personas, independientemente de su origen, se sientan valoradas, respetadas y capaces de contribuir significativamente. Esto cobra especial importancia en el contexto de la comunicación intercultural, donde las interacciones entre personas de diferentes orígenes culturales, étnicos y migrantes son habituales.

Fomentar la inclusión y la competencia cultural no solo mejora la comunicación, sino que también mitiga la discriminación y los prejuicios. Por ejemplo, en Francia, un hospital de Marsella implementó una capacitación en competencia cultural para su personal con el fin de mejorar las interacciones con pacientes migrantes, incluyendo la comprensión de las actitudes culturales hacia la atención médica, como la preferencia por la participación familiar en las decisiones médicas y las consideraciones terapéuticas específicas según el género.

Cuando hablamos de inclusión, hablamos de mucho más que simplemente estar abiertos a diferentes culturas. Se trata de trabajar activamente para eliminar las barreras que impiden que ciertos grupos se integren plenamente en la sociedad. Ya sean barreras sociales, económicas o institucionales, promover la inclusión implica tomar medidas deliberadas para derribarlas y garantizar que todas las personas, independientemente de su origen, tengan la oportunidad de prosperar.

Además, la competencia cultural se centra en comprender, respetar e interactuar eficazmente con personas de diferentes culturas. Es una habilidad crucial en las sociedades multiculturales actuales, especialmente al abordar cuestiones relacionadas con la migración y la etnicidad. Ser culturalmente competente implica mucho más que simplemente ser consciente de las diferencias culturales.

Implica comprender los valores, creencias y prácticas de diferentes culturas y reconocer cómo estos pueden afectar las interacciones. Se trata de estar abierto a aprender de los demás y ser consciente de cómo nuestro propio bagaje cultural influye en nuestras percepciones y acciones. En la práctica, la competencia cultural nos permite comunicarnos con mayor eficacia entre culturas, reducir los malentendidos y construir relaciones más sólidas y respetuosas.

A continuación se presentan algunas estrategias para promover la inclusión y desarrollar la competencia cultural:

  • Practica la escucha activa: Una de las cosas más poderosas que puedes hacer es escuchar las experiencias de personas de diferentes orígenes culturales. Al comprender sus perspectivas, puedes ser más consciente de los desafíos que enfrentan y estar mejor preparado para apoyarlos.
  • Crear espacios seguros e inclusivos: Ya sea en el lugar de trabajo, en las escuelas o en grupos comunitarios, trabaje para crear espacios donde todos se sientan parte de la comunidad. Esto significa no solo invitar a las personas a la mesa, sino también asegurarse de que tengan voz y que sus contribuciones sean valoradas.
  • Desafiar los estereotipos y prejuicios: Todos tenemos prejuicios, seamos conscientes de ellos o no. Parte de promover la inclusión consiste en reconocerlos y trabajar activamente para desafiarlos. Esto implica cuestionar los estereotipos, ser consciente del lenguaje y esforzarse conscientemente por tratar a todos con justicia y respeto.
  • Fomentar el comportamiento inclusivo: La inclusión empieza por nosotros. Al modelar un comportamiento inclusivo, ya sea en nuestra forma de hablar, actuar o tomar decisiones, podemos inspirar a otros a hacer lo mismo. Esto puede ser tan simple como reconocer y celebrar diferentes festividades culturales, o tan complejo como promover políticas que promuevan la diversidad y la equidad.

Al promover activamente la inclusión y la competencia cultural, podemos construir comunidades más fuertes y resilientes, preparadas para afrontar los desafíos de la discriminación y los prejuicios. Esto no solo beneficia a las personas migrantes y a las comunidades étnicas, sino que enriquece a la sociedad en su conjunto, fomentando una mayor comprensión, colaboración y respeto mutuo.

Construyendo redes de alianzas y defensa

Cuando se trata de luchar contra la discriminación, especialmente contra migrantes y comunidades étnicas, la alianza y la defensa son herramientas increíblemente poderosas. Pero ¿qué significan realmente estos términos y cómo pueden marcar la diferencia? En el contexto de la comunicación intercultural, construir redes sólidas de alianza y defensa puede amplificar significativamente las voces de los grupos marginados, promover la comprensión y propiciar un cambio significativo.

En primer lugar, la alianza implica que personas de grupos privilegiados o dominantes apoyen y defiendan activamente a quienes se encuentran marginados. Para las personas migrantes y las comunidades étnicas, tener aliados significa contar con personas que no solo empaticen, sino que también actúen para combatir las injusticias y promover la inclusión. Ser un aliado no se trata solo de comprender o decir lo correcto, sino de trabajar. Implica escuchar las experiencias de las personas migrantes y las minorías étnicas, comprender los desafíos únicos que enfrentan y usar la propia voz e influencia para ayudar a derribar barreras.

En el contexto de la comunicación intercultural, una alianza eficaz puede ayudar a superar las brechas culturales, reducir los malentendidos y crear entornos más inclusivos donde todos se sientan valorados.

En segundo lugar, las redes de defensa están formadas por personas, organizaciones y grupos que trabajan juntos para promover los derechos e intereses de las comunidades marginadas. Estas redes son vitales para abordar la discriminación sistémica y garantizar que las preocupaciones de las personas migrantes y las comunidades étnicas se escuchen y aborden en múltiples niveles. En términos de comunicación intercultural, las redes de defensa desempeñan un papel fundamental. Crean plataformas donde diferentes grupos culturales pueden reunirse, compartir sus experiencias y trabajar por objetivos comunes. De esta manera, no solo ayudan a combatir la discriminación, sino que también fomentan un mayor entendimiento entre culturas.

A continuación se presentan algunas estrategias para construir redes de alianzas y defensa:

  • Infórmese: Empiece por aprender sobre los desafíos que enfrentan las comunidades migrantes y étnicas. No se trata solo de leer artículos o asistir a talleres —aunque estos ayudan—, sino también de interactuar con las propias comunidades, escuchar sus historias y comprender sus perspectivas.
  • Crear espacios colaborativos para el diálogo: Una de las maneras más eficaces de fomentar la comprensión es crear espacios donde personas de diferentes orígenes puedan reunirse y conversar. Esto puede ser desde foros comunitarios hasta reuniones informales. La clave es garantizar que todos se sientan seguros y respetados al compartir sus experiencias.
  • Usa tu voz: Ya sea en redes sociales, en un foro público o simplemente en tu vida diaria, alza la voz para denunciar la discriminación. A veces, basta con que una persona se levante para inspirar a otros a hacer lo mismo.
  • Apoyar las colaboraciones interculturales: Fomentar las alianzas entre diferentes grupos culturales y étnicos. Estas colaboraciones pueden generar soluciones más creativas y contribuir a construir un frente más fuerte y unido contra la discriminación.
  • Incidencia política: Intentar influir en las políticas y prácticas que afectan a las comunidades migrantes y étnicas. Esto implica colaborar con los responsables políticos, participar en consultas públicas y promover cambios que promuevan la equidad y la inclusión.
Resumiendo

La escucha activa, la empatía y la adaptación de los estilos de comunicación son claves para una comunicación intercultural eficaz.

Los tratados internacionales y las directivas de la UE son herramientas vitales para proteger los derechos de los migrantes y promover la igualdad.

La discriminación limita el acceso a las oportunidades; las políticas inclusivas y la concientización pueden ayudar a combatirla.

La alianza y la competencia cultural son esenciales para fomentar la inclusión y superar las brechas culturales.

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Keywords:

Comunicación intercultural, discriminación, migrantes, comunidades étnicas, competencia cultural

Objectives / Learning outcomes:

En este módulo aprenderás:

  • Explorar cómo la cultura influye en la comunicación y las interacciones interculturales.
  • Identificar y analizar la discriminación que enfrentan los migrantes y las comunidades étnicas.
  • Desarrollar estrategias para promover la inclusión y reducir la discriminación utilizando enfoques prácticos y marcos legales.

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